7 de julio de 2020

Una escena perfecta de Perry Mason (que cada vez me gusta más), tercer capítulo. Lo dieron el domingo de noche pero Odi estaba cansado y se durmió, así que terminamos de verlo ayer de noche: la conversación entre el detective (un blanco típico de la novela negra, desprolijo, bebedor, pobre, estilo Marlowe) y un policía negro de uniforme al que obligaron a cambiar el informe porque no conviene a sus superiores blancos. No hay duda de la habilidad y la inteligencia del negro y tampoco del racismo constante con el que debe lidiar en la policía de Los Ángeles ni de las amenazas de la sociedad blanca. Todo ese aspecto de la vida en Los Ángeles está muy bien tratado. Cuestión, escena: el policía lo busca en el barrio negro donde el hombre hace multas de estacionamiento (o sea, un trabajo humillante) y le dice que quiere saber qué vio. Y el negro se niega (amenazado, acorralado, no quiere arriesgar a su familia) y le dice que no le conviene venir a ese barrio donde todo el tiempo matan blancos. Al final, cuando el detective insiste, lo golpea. El diálogo, las caras, las tomas, todo, excelente.

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