17 de septiembre de 2024

 

Boy Swallows Universe.  En algún momento, como no conseguíamos seguir con la cuarta temporada de Slow Horses, volvimos a Boy Swallows Universe, la australiana en Netflix, una serie extraña, sobre una novela que no leí así que no puedo compararlas. Hay algo especial en las series de Australia (por lo menos para mí), en los lugares, en la ropa, en el hecho de que es un lugar sin nieve, sin invierno, lo cual es un alivio para mí porque hasta el frío de las series nórdicas me duele. Imposible contarla: contada sería un dramón de aquellos desde el punto de vista de un chico que va creciendo en el peor de los contextos: pobreza, el padre borracho, la madre en la cárcel, van desapareciendo uno por uno los adultos que lo sostienen a él y a su hermano (mayor pero con más dificultades que él) y él se las arregla (como puede, con la torpeza de un chico) para salir adelante de alguna forma. No sé cómo hace el guion para que semejante historia no parezca del todo increíble ni se convierta en un desastre… Las imágenes de los sueños en los que vuela en el auto por el universo (que se está tragando, según el título) son bellas y certeras. Me gustó y eso que suelo rechazar lo que tiene que ver con chicos que sufren, tal vez porque en medio de esas vidas, también hay alegrías. Como siempre, las “miniseries” o “series limitadas” me parecen excelentes. Historias que tienen sentido de principio a fin. ¿Violencia? Ah, sí, mucha. La parte del bullying me desespera, como siempre, porque siempre me golpea en el recuerdo.

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