Untamed.
(Netflix). Ayer terminamos Untamed, una miniserie policial que
transcurre sobre todo en el Parque Yosemite (un lugar al fui durante un día
breve y maravilloso un año que fui a un congreso de literatura en los EEUU).
Era verano pero yo me morí de frío, igual
que mi amiga brasileña. Eso ya, me fascinaba: que no fuera un policial urbano
(como son la mayoría de ellos en estos tiempos). Me gustó mucho…, tal vez
excepto la última vuelta de tuerca que encontré un poquito artificial y difícil
de creer, pero el resto, incluyendo diversos culpables y los secretos terribles
de algunos personajes principales, el que hace Eric Bana (al que hacía mucho
que no veía) y el de su esposa (Rosemarie DeWitt), me parecieron bien
planteados, la revelación bien armada en el momento preciso, y muy conmovedores.
Todos los actores, los que ya nombré, Lily Santiago, que es la segunda del
personaje de Bana, una guardaparques, y Sam Neill, que es el jefe de los dos,
trabajan como los dioses. Les creí todo, incluso en ese final para mí medio
tirado de los pelos. La fotografía, los lugares, la amenaza y belleza de la
naturaleza (la amenaza es menor que la de los hombres, por cierto), todo eso es
una belleza. Y desde la primera escena (que por supuesto cumple esa regla no
dicha pero muy vigente de las series de los EEUU, que es empezar muy arriba en
cuanto a tensión), cuesta dejar de verla. El rol de los caballos, a mí, que los
extraño mucho (dejé de montar hace treinta y pico de años, salvo algún alquiler
pero hace muchísimo), me conmovió bastante, igual que el personaje de Bana,
claramente el protagonista. Es el tipo de personaje, supongo: me gustan mucho
esos personajes maduros (no viejos pero no jóvenes) que necesitan aprender a
querer, a aflojarse, ni siquiera el amor de pareja, no, sino a aflojarse y
querer a amigos, a compañeros de trabajo. Que necesitan un poquito de
humanidad. En ese sentido, los diálogos son perfectos, recuerdo sobre todo uno
en el que un personaje secundario (una mujer que vive en comunidad en medio del
parque, en carpa), al que él acusa, le dice que la falta de humanidad que él le
reprocha, también es algo típico de él. También me gustó mucho cómo todos
(menos los turistas, que casi no aparecen) en el parque se conocen y se
reconocen, como pasa cuando se vive en un lugar chico, de pocos habitantes. Y
son solamente seis capítulos. Como siempre, yo disfruto las series largas pero
las miniseries me parecen un formato ideal (aunque cuando se terminan, las
extraño).
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