8 de marzo de 2016

Recuerdos en el día de la mujer. Solamente por ser mujer, aclaro. Tren, yo tendría..., no sé, veinte, veintidos, no consigo acordarme del año. Volvía un domingo (cosa rara, no suelo ir a Capital en domingo) en el Roca, tren que amo, la verdad, pero no cuando recuerdo eso. No había casi nadie en el tren.
Fueron dos. Se me sentaron cerca, me manosearon. Estaban muy pero muy bien vestidos. No sé cómo, nadie me había enseñado, los pateé donde duele y mucho. Tal vez, solamente tuve suerte, en general, es lo que creo. Me soltaron. Yo me bajé en Avellaneda (iba a Banfield, mi estación de siempre). Un lugar que no conocía excepto desde las vías. Me tomé un colectivo que tardó mucho en llegar en casa por Yrigoyen. No hay palabras para lo que se siente. No miro, no tolero escenas de cine de violación. Me doy vuelta en La fuente de la doncella, por ejemplo. ¿Por qué? No era la ropa (aunque lo hubiera sido, NO era la ropa), no era la hora (aunque hubiera sido la hora, No sería la hora), no era la actitud (yo leía pero hubiera podido estar sonriendo y hablando sola como hago ahora, y NO sería la actitud). Fue porque yo era mujer y ellos eran hombres. Por eso. Así que sí, no quiero flores, no quiero felicitaciones. Basta con los hombres (como mi amor de 35 años) que entienden que ser mujer es difícil. Mucho.

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