21 de mayo de 2016

Vamos de nuevo con el lenguaje, un segundo antes de hundirme en un libro que tengo que terminar ya... (hasta ahora, todo fue corrección, la época del año, supongo).
Lo que me irrita, creo, lo que hace que no consiga tolerar a los hombres y mujeres de este gobierno cuando hablan es la forma en que perturban la relación entre el significado que siempre tuvo, que tiene una palabra y el otro significado, el que ellos le dan. El que tratan de imponer a fuerza de repetirlo.
Algo de razón tienen: así se imponen los significados, repitiendo. Me hacen acordar a esa parte de Alicia cuando charla con Humpty Dumpty y él le explica que se puede hacer que una palabra signifique algo distinto..., y que a los verbos hay que pagarles más. Ellos lo hacen todo el tiempo.
Sinceramiento.
Alegría.
Revolución.
Protección.
Libertad.
Todas esas palabras. Escribí un poema hace poco, bien al comienzo de toda esta pesadilla porque el tema me ahogaba. Tal vez lo publique de nuevo, ahí debe andar, en mi blog en alguna parte.
Últimamente, fue Libertad. "Creen que no podemos vivir en libertad". Mau Mac, como le dijeron una vez en el diario que lee (el nombre me gustó), se refería a la "libertad" de los empresarios para que el Estado maldito no se les meta encima y les diga qué hacer con el dinero que tienen, si pueden despedir o no, o qué precio deberían ponerle a las cosas. Esa "libertad".
No es el significado que yo relaciono con esas tres sílabas. No. Es otro. Y no lo aclaran. Dicen que esa ley que se acaba de vetar iba contra la "!libertad".
Eso me irrita.

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