3 de agosto de 2016

Ayer de noche, Tinkuy, en la radio. Como ellos están en Palermo a esa hora, sin auto es un lío volver a casa..., lo hicimos por teléfono. A las 10 y pico me fui hasta la cocina (porque es un lugar con teléfono no inalámbrico, no confío en esos teléfonos, siempre se cortan en mitad de una conversación larga). Sandokán estaba en el sillón del living (ya sé que lo hace pero ya no digo nada, Luna hacía lo mismo, en fin... pero él sabe que está mal así que vio que yo bajaba la escalera a esa hora rara y se bajó) y se vino conmigo a la cocina. Todo lo que no es rutina le extraña y se pone inquieto. Se quedó conmigo todo el tiempo, y más vale que lo acariciara porque si no, hacía sus ruidos para llamar la atención. No ladró por suerte, pero me hizo decir "Basta, Sandokán", una vez por lo menos. Fue una linda entrevista, me reí mucho, hablé de cómo escribo, de lo que traduzco, de los autores que amo (y que, en general, nadie conoce por acá, excepto mis alumnos, claro), de los temas que me interesan y los últimos dos libros, Una gota de silencio y Los que volvieron. Me fui arriba muy tarde y como yo no me duermo sin mirar un ratito de televisión (costumbres son costumbres), terminé de ver El joven Montalbano, que había dejado por la mitad el lunes.


Y el comentario de los chicos de Tinkuy:

Fue una muy linda entrevista (por lo menos así también lo sentimos nosotros!). Como te comentábamos ayer al terminar la charla, nos quedaron muuuchas cosas por preguntar! Pero seguro que habrá nuevos encuentros por compartir, no? También nos reímos mucho y disfrutamos enormemente la charla sobre sus modos, costumbres y palabras favoritas!! Un gran compañero Sandokán, que estuvo a tu lado durante toda la charla! ja. Mandale una caricia especial para él y te dejo un abrazo grande para vos

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