27 de noviembre de 2016

Ayer, me fui hasta El Palomar (no sé si había estado ahí nunca) al Barrio Carlos Gardel..., a inaugurar una nueva biblioteca ambulante con Nora Cortiñas y Hernán Nemi, que dirige la Biblioteca Palabras del Alma en Pilar. Llovía, mucho, y había barro en la puerta de la Capilla a la que fuimos. El acto fue emocionado y emocionante. Hernán habló de su experiencia sobre las bibliotecas, de cómo "el dinero es lo de menos", lo que hace falta es trabajar y soñar y de cómo la biblioteca es un lugar en el que las cosas se van dando, en el que es posible empezar de nuevo en lugares con muchas necesidades. Habló de que tienen una biblioteca con los guaraníes, en la selva, en Misiones, creo. Nora habló de las luchas de las Madres como un ejemplo más de lo que puede hacerse. Tenía más vitalidad que todos nosotros juntos, supongo. Yo dije lo que pude. Que para mí las bibliotecas son lugares raros, cerrados, casi siempre pero increíblemente abiertos porque adentro se viaja al mundo, a otras culturas, a otros paisajes, a otras maneras de leer la realidad. Dije que son un refugio (para mí lo fueron en un tiempo) y al mismo tiempo, un lugar donde prepararse para volver afuera, pero con las alas sanas, más preparadas. Cuando salimos, había un atardecer rosado y hermoso. Gracias Mariano Spina por invitarme.

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