El comedor
atacado
Entraron.
Balas,
puños, gritos,
desprecio
empecinado.
¿Por qué?,
dice la mujer
de ojos
duros que cocina.
Cocina,
dije.
Un verbo
inofensivo.
Habla para
la única cámara
y enumera:
Balas,
puños,
sangre,
gritos.
Vinieron
al refugio,
al lugar
con menos hambre.
Es por eso.
Ella dice
mis
criaturas.
Dice
pitucos.
Dice
resguardar.
Dice
cocino.
¿Por qué?,
pregunta.
Es por eso
el ataque, digo yo.
Porque para
ellos,
mirarse
a los ojos,
encontrarse,
está
prohibido.
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