31 de marzo de 2017

El comedor atacado

Entraron.
Balas, puños, gritos,
desprecio
empecinado.
¿Por qué?, dice la mujer
de ojos duros que cocina.

Cocina,
dije.
Un verbo inofensivo.
Habla para la única cámara
y enumera:
Balas,
puños,
sangre,
gritos.
Vinieron
al refugio,
al lugar con menos hambre.
Es por eso.
Ella dice
mis criaturas.
Dice pitucos.
Dice resguardar.
Dice cocino.
¿Por qué?, pregunta.

Es por eso el ataque, digo yo.
Porque para ellos,
mirarse
a los ojos, encontrarse,
está prohibido.



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