12 de abril de 2017

Sí, civilización y barbarie. El par binario básico con el que este país se manejó desde el señor Sarmiento. Pero sigue. Sigue. Y tiene que ver con definición, definidos y definidores. Eso está muy bien descripto en Beloved, la novela de Toni Morrison que cada tanto doy en la Facultad. Transcurre al final de la esclavitud en los EEUU. El capataz de la Plantación en que transcurre en parte se llama School Teacher, Maestro de Escuela. Y dice que él es el que define. Y que los negros, a quienes define como propiedades, cosas vendibles, no deberían ni intentar definir nada. Las definiciones no son para ellos, dice.
De otra forma, en otro contexto, es lo que están intentando ahora: definir a los que luchan contra ellos como "delincuentes", "sindicalistas" (palabra que transformaron en un insulto), kirchneristas (otro insultos), violentos, vagos, etc. No hay que dejarse. La respuesta es la de Morrison: hay que contar la historia desde este lado. Nuestra historia la contamos nosotros. No ellos.

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