29 de noviembre de 2017

Muy, muy inteligente Outlander. En el último capítulo, raro, no del todo satisfactorio, hubo dos cosas que me parecieron maravillosas en el mismo sentido en que me parecieron maravillosas algunos mensajes escondidos en ciertas telenovelas brasileñas, mensajes de diferencia, de resistencia, digamos. Trato de decirlo sin arruinarle la sorpresa a nadie que no haya visto el capítulo 11 de la temporada 3. Uno: un personaje raro, que se presenta como amenazante, como..., no sé, peligroso, termina de otra forma. Y hay una charla interesantísima sobre el derecho a tener hijos y a no tenerlos de parte de una mujer, una charla que se entiende como posible solamente porque hay personajes que vienen del siglo XX. Sigo disfrutando mucho de esa mezcla de liviandad, sentimentalismo (yo lo necesito mucho ahora), amor totalmente romántico y este tipo de momentos.

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