11 de febrero de 2018

Anoche, después del cine, cruzamos a comer a una parrilla de Adrogué donde hacen otras cosas (no me gusta el asado así que nada de parrilla sola). Comimos muy bien, entre paréntesis. Eran las 10 y, como siempre, el cine me había distraído un poco en el buen sentido. Nos sentamos afuera y yo le dije a Odi que amo ese aire blando y bueno y quieto, la caricia del calor en las noches de verano. Y después, bruscamente, de un segundo a otro, llegó el otoño. Hizo..., sí, frío. La mitad de los que estábamos afuera se levantó y se mudó adentro, Odi cruzó Yrigoyen y me buscó su campera. Yo pensé en el martes 6 antes y después de la llamada en la que me contaron que Lili había muerto. Hoy, parece otoño... Y eso me pone más triste...

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