9 de febrero de 2018

Llovió, por suerte... A mí me gusta el calor, no es eso. Pero faltaba agua y mucha. Miro las plantas y sé que están cantando. Y todavía no es el final del verano, ese "carnaval, uvas y otoño", que decía mi hermano (en el sentido malo que damos los que amamos al calor al otoño, quiero decir) cuando hablaba de febrero..., el mes del final, ese que decía Victor Hugo (el francés) cuando decía "les mois charmants finissent", terminan los meses del encanto..., porque después viene marzo y marzo..., marzo es otoño y después del otoño viene el invierno... Pero todavía no así que la lluvia está bien. Sí, está bien, me digo. La lluvia hace falta, incluso cuando tenemos la tristeza tan adentro que necesitamos (yo necesito) calor y sol para dorarla un poco, para sentirla un cachito menos.

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