6 de marzo de 2018

Bueno, la vuelta fue tan, tan traumática este año (todo está en la mente para el futuro y en la mente, con los recuerdos, claro, no no lo niego), que terminé con una reacción del cuerpo. Ayer, nada de nada. No hice nada excepto mudarme a Lomas y sentirme mal. Hoy me levanté mejor... Por suerte. Aunque el frío no me gusta nada, nada, nada, bueno, estamos en el mes que menos me gusta (el que más me gusta es ese momento del año en que el calor empieza de nuevo..., septiembre, a veces octubre), es esperable. Calculo que voy a abrigarme. Eso cuesta también: me resisto a dejar las sandalias, la ropa que amo del verano, esa que me hace levemente menos torpe, esa que deja el cuerpo libre y al aire..., me resisto a dejar las remeras, las polleras, los brazos libres pero hay que abrigarse..., sí, de eso hay que convencerse. En sentido literal y también metafórico...

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