7 de marzo de 2018

Tanto frío de noche que dormíamos con las ventanas con las ventanas abiertas y Odi (sí, no yo, Odi) se levantó a sacar las frazadas del invierno. O sea..., no más verano tranquilo de dormir en paz con una sola sábana y por ahí, el ventilador. Yo tal vez tenía frío porque soñé y soñé y no eran sueños buenos. El primero no quiero ni contarlo. Me asustó tanto que me desperté una hora después de dormirme, a las 12,29 (eso decía el reloj digital del aparatito de la tele, como lo llamo yo), y me levanté, fui al baño, me fui a la otra pieza, traté de sacar mi cabeza de ese infierno antes de intentar de nuevo. Me volví a dormir fácil (cosa rara) y soñé y soñé. Solamente recuerdo una más (las dos, la pesadilla espantosa y esta tenían que ver con "comer"...) pero sé que fueron dos. La otra, mi cerebro decidió eliminarla de los recuerdos y se lo agradezco, recuerdo demasiado... En esa, habíamos hecho una torta con muñequitos de torta de bodas (nosotros, que NO hicimos eso, yo no quería y nunca, nunca lo haría). Y como la habíamos hecho (no sé quién) alguien tenía que casarse. Era obligatorio, así que estábamos decidiendo quién lo hacía. Nosotros, dije. No, ustedes ya están casados, tiene que ser alguien que no. Así que ahí estábamos, eligiendo quién entre los jóvenes se casaba. Una reunión de decisiones que no habían tomado los dos que iban a hacerlo... Una situación horrible pero no tanto como la otra. Cuando me desperté había más frazadas en la cama y a mí me costó levantarme. La mañana no es mi tiempo y mucho menos si hay que hacer esfuerzos para desafiar al aire después. Me vino a la memoria la forma en que nos levantábamos en casa de mamá en invierno, tiritando, la forma en que yo me metía la ropa bajo las sábanas, y salía toda arrugada pero así evitaba el momento horrible de llegar a cualquier lado en pijama... No, no estoy bien, no estoy preparada para este otoño-invierno. Menos que nunca, creo. Después, noticiero... Sí, eso tampoco. Ese invierno viene durando dos años y hasta ahora yo sobrevivía. Después, me golpearon bajo.

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