8 de abril de 2018

Ayer, antes de un cumpleaños en el que la pasamos realmente bien, fuimos al cine a ver Project Florida, muy mal traducido como Proyecto Florida..., cuando la traducción debería haber sido "El edificio marginal en Florida" o algo mejor redactado pero en ese sentido... Hacía muchos meses que yo no veía algo que me conmoviera tanto, y que fuera tan triste, tan terrible, tan duro y, al mismo tiempo, tan tolerable, tan bello para mí, que últimamente estoy muy sensible y no me da el cuero para ver películas duras. Creo que la combinación tiene que ver con que el director, Sean Baker, no va para el lado del grotesco, la burla, el cinismo, el desprecio, ese algo despectivo y sobre todo, frío, que hay en algunos productos culturales de los últimos tiempos y que, creo, están de moda. No, él cuenta desde el cariño, desde la mirada empática. Sin distancia. No cuento pero la historia pequeñita que sucede en el lado B de los parques de Orlando, se ve en su mayor parte (no toda) desde el punto de vista de unos chicos muy chicos, que viven en el margen y como suele pasar con los chicos, la pasan bien a pesar de todo. Así se da lo que se da siempre con esta opción: el personaje ve algo pero el espectador (adulto, porque es una película para adultos) ve mucho más, anticipa el espanto, ve venir el desastre. Y el choque de ese desastre con la inocencia es brutal... William Dafoe..., impecable; la nenita protagonista, impecable, increíble. Las tomas, el lugar, todo... El final me llenó los ojos de lágrimas.

Un párrafo aparte es para el público. Es una película para algunos, lo entiendo. No es Marvel ni Spielberg ni nada de eso. Los que fueron al Adrogué Boulevard esa tarde no tenían idea de lo que venían a ver. Yo no soy demasiado hincha con el silencio en el cine, la verdad es que no, no me molesta el murmullito ni el ruido de los pochoclos (como sí le molestan a Odi). Es más, si estoy con alguien como yo, me gusta comentar algo muy de vez en cuando. No lo hago cuando sé que el que está conmigo lo odia. Pero risas constantes, alaridos, burlas en una película que era una denuncia seria, una visión tristísima del mundo..., eso no. Los odié.

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