27 de mayo de 2018

La otra que vimos fue Farenheit 451 (nunca sé si escribo bien ese nombre, dado que yo soy Celsius), la película que hizo HBO sobre el libro de Bradbury. Aclaro: ni el libro me gustó tanto (no soy fan de Bradbury excepto Crónicas marcianas y El vino del estío) ni esta versión me pareció gran cosa. Lo que es interesante (miren Bárbara Gudaitis y Ana Lojo, Aimé también pero se fue de Facebook) es la forma en que el director mete la cuestión negra en el fondo. La cosa es que no me conforma porque no la mete en la historia misma, solamente en las citas: las citas de libros, muchas, son de autores negros (Morrison, Zora Neale Hurston, James Baldwin, Richard Wright y otros, toda la tradición africano estadounidense en el fondo). Tiene sentido porque el protagonista, Montag, es negro... pero no tiene sentido porque no parece haber mucha relación de su vida con nada racial ni étnico ni con África. Nada. Sentí que había habido un deseo de poner a la cultura africanoestadounidense en el mapa de ese momento ficticio en que se quiere acabar con el conocimiento en nombre de la Felicidad (lo cual tiene mucho que ver con EEUU) y no mucho más. Era una buena idea..., no funcionó.

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