25 de junio de 2018

Creo que es momento de volver a decirlo. Por eso, el poema. Para mis hijas, Tam y Selva, que marcharon conmigo y después, hicieron el aguante en la noche congelada.
Marcha de mujeres
Ahora que estamos juntas,
cantamos
en el centro
de la calle
alzada en música para nosotras.
Ahora que sí nos ven,
decimos
y es cierto,
porque antes fuimos aire,
nada, silencios.
Pero ahora,
esas palabras
se abren en las cuatro
direcciones del mundo
y nos dejan de pie
en el centro,
enteras.
Atrás,
donde no hablábamos,
donde ni siquiera el grito
nos protegía
del miedo.
Abajo,
donde nos escondíamos a pensar
a veces,
a veces a encontrarnos.
Arriba,
donde ponemos la voz y el canto.
Adelante,
donde vamos,
en el medio feroz de las calles.
Diciéndonos una y otra y otra vez:
Ahora que estamos juntas,
ahora que sí nos ven.

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