29 de junio de 2018

En estos días vi en el cable "Tulip Fever"... No encuentro películas que me interesen en Netflix así que sigo en el cable. La vi porque parecía tener varias de las características que me interesan: -era "de época", en la Holanda del siglo XVIII; -era de amor (y a mí me gustan mucho las de amor); -trabajaban actores que me interesaban. Y la verdad es que sin entusiasmarme, no me desilusionó: me divertí; tenía incluso giros inesperados (yo no esperaba eso, valga la redundancia); trabajaban todos muy bien; era muy buena la ambientación. Pero además, leyéndola a través de la mirada de Edward Said..., ah, qué interesante. Un punto de vista de un personaje de pocos medios (que, claro, tipo Cenicienta, termina de otra forma, pero eso no es lo interesante). Y sobre todo, el dinero. ¿Por qué es tan rico el personaje del fabuloso Christopher Waltz, que puede ser cualquier cosa? Porque Holanda se está comiendo el mundo: comercia con especias del Este y cuando necesita, apela a "las Indias" en el Oeste... Europa, esa Europa asfixiada y sin naturaleza, va a buscarla y a comérsela lejos. Sí... Me encantó el diálogo en el que el pintor (típico pintor holandés de ese momento, eso también está muy bien) habla con su modelo (la mujer jovencísima del personaje de Waltz, mucho más viejo que ella) sobre el manto de la Virgen, que era azul. ¿Por qué es azul?, pregunta. Y ella, en su inocencia, dice que "Es el color más puro". Pero él contesta: "Porque es el color más caro". Hubiera preferido que fuera la mujer la que lo viera pero..., en esa época, imposible.

No hay comentarios: