8 de agosto de 2018

Este es el poema que voy a leer hoy a las 15, en B. Mitre y Callao. Hay muchos escenarios y todo el arte del mundo para apoyar la lucha por el aborto seguro, legal, gratuito. Eso me conmueve. Paseen por los anuncios y vayan a ver lo que sientan ganas de ver mientras esperamos a ver si este Congreso capaz de guardar silencio sobre Milagro Sala es capaz también de escuchar al pueblo...
Una cara
(un poema sobre el aborto y la indefensión)
La vi una tarde,
en una sala de espera.
Era joven,
mucho.
Como alguna de mis hijas,
entonces.
Lloraba sin darse cuenta.
Sin taparse.
Sin vergüenza.
No,
no hablamos.
No le dije nada:
para mí no es fácil
hablar con
alguien si no conozco el nombre.
Hice mal. Siempre
hay que abrir
las palabras.
No le dije nada,
y eso que entendí
enseguida.
Supe por qué
venía
esa nena
en ese día,
una tarde
que para mí era
cualquiera.
Algo le había cambiado en el cuerpo
y ahora estaba quieta, callada.
Sola.
Esa es la condena.
Alrededor,
solo sillas vacías.
Nadie,
nadie,
nadie,
cerca.

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