Sigo con esa maravilla que es para mí en Acorn, The Circuit, la serie con dos temporadas sobre un abogado defensor en la Corte de circuito en un lugar muy alejado de Australia, una corte que va de pueblo en pueblo toda entera a impartir justicia, juez, secretaria del juez, policía (que hace fiscal, no sé por qué), etc. El protagonista Aaron Pederson (el mismo de la otra serie que vi sobre Australia en Acorn, donde era detective) es un abogado de una organización estatal de ayuda a los aborígenes, que en Australia (como acá) suelen recibir el nombre de "negros" (contra los blancos, descendientes de europeos, ingleses, holandeses, etc.). Él también es mestizo. Todo me parece excelente, hasta me acostumbré un poco a la cámara en mano (que siempre termina mareándome un poco). Cada cliente es una historia profunda e interesante sobre la desigualdad y sobre la colonización y no es de ninguna manera "un capítulo-un cliente", sino un esquema mucho más interesante y novedoso en el que se cruzan todas las historias, incluyendo la del mismo detective, la secretaria, el juez, el que ayuda en las comunicaciones con las comunidades aborígenes. Terminé la primera temporada y al final se vuelve importante algo muy semejante a lo que enseño yo cuando hablamos de literatura (o cualquier narración) amerindia, de toda América (digo, todo el continente, jamás uso la palabra para los EEUU): la necesidad de interesarse por la tierra propia y la familia propia, las raíces de "sangre". Esa idea de que el presente no existe sino como puente entre un pasado que va muy, muy atrás y llega hasta 7 generaciones más adelante de uno. Es una gran serie aunque haya cosas que tienen que ver con la cultura aborigen que no entiendo para nada (no sé mucho de Australia). La burla general a la forma en que los europeos leen esas culturas está representada por un chiste que me recuerda mucho a varios que aparecen en EEUU y Canadá en películas como Medicine River... Cada vez me gusta más y estoy recién por la mitad.